domingo, 26 de octubre de 2014

John Banville visita el Campus del Milán

     El pasado jueves 23 de octubre tuvimos el placer de recibir en el Campus del Milán al escritor irlandés John Banville, que dio una conferencia a propósito de haber sido recientemente galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

  Buena  parte del diálogo establecido entre Banville y sus entrevistadores giró en torno a la diferenciación entre el escritor y su "alter ego", Benjamin Black. Nada tienen que ver las obras que Banville firma con su nombre real que las que firma con su pseudónimo; negras, oscuras, hasta perturbadoras. Black nace hace relativamente poco, en 2006, pero los primeros frutos de la labor como escritor de Banville se remontan a los años 70. Es en 1976 cuando sale a la luz Copérnico, novela de la que el irlandés habló durante la charla. Contó que cuando la estaba escribiendo cometió errores de juventud, tratando de parecerse a los clásicos que tanto admiraba. De este modo nació una novela histórica que le llevó mucho trabajo en cuanto a documentación y de la que, hoy en día, no está especialmente orgulloso. En esta línea, Banville también escribió Kepler (1981) y Mefisto (1986). Explicó que, cuando comenzó a escribir Copérnico, pensaba hacer tres libros más de carácter histórico pero que, al terminar Mefisto, decidió no continuar y que se quedara en una trilogía.

   Banville también habló de cómo entiende el proceso creativo. Explicó que, como Banville, escribe a mano. Es el trabajo de un artesano y la producción por día es menor. Sin embargo, como Benjamin Black escribe a través del ordenador y la producción es mucho mayor. Estas dos maneras de trabajar tan distintas dan lugar también a novelas muy diferentes. Banville también contó que, cuando nació Benjamin Black, apenas pensaba escribir dos o tres novelas bajo este pseudónimo. Sin embargo, fue dándose cuenta de que disfrutaba con esa otra manera de crear, y continuó. A día de hoy, ha firmado ocho novelas como Black.

    Durante la conferencia también hubo tiempo para tratar temas de índole social. Banville habló de los abusos a menores en los colegios cristianos en la Irlanda de su infancia y en la de hoy en día. Contó que, cuando él era un niño, era muy habitual, pero todo el mundo, incluidos sus padres, miraban para otro lado. También dijo que, si bien actualmente seguía existiendo este problema en Irlanda, no había que olvidar la labor educativa que había llevado a cabo la Iglesia. Es decir, habló de la estigmatización que sufren sus miembros cuando no todos son culpables.




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