Víctor Botas (Oviedo, Asturias, 1945-1994) fue un
escritor perteneciente a la generación del 68. Licenciado en Derecho, se le conoce principalmente
por su obra poética. Esta facilidad para el verso se aprecia en el anuncio que
el poeta ovetense escribió para la tienda de ropa infantil Pigüi a principios
de los años 80. Por eso, en esta entrada trataremos de versificar como Botas lo hubiera hecho este anuncio publicitario en prosa.
En aquella Bagdad de Las
Mil y Una Noches
un rico mercader de luengas barbas
quizás te ofrecería lentas ropas de púrpura
o sedas
temblorosas, tan frescas como el agua.
Pero esto no es Bagdad ni tampoco nosotros
un rico mercader
(has de fijarte: en Pigüi
no tenemos siquiera un mal mostacho
que llevar a la boca).
Así que sólo moda
de esa «prêt-à-porter» podemos ofrecerte;
moda igual a la de
alguna que otra tienda —no son muchas—
de esta ciudad prosaica y burguesota.
(Bueno, igual del todo no:
lo nuestro —ya me entiendes —suele ser
un poquitín distinto).
El comienzo del
anuncio es como el de un cuento tanto en el contenido como en la forma, pues se
emplea la letra capitular. De hecho, Las
Mil y Una Noches es una recopilación de los más famosos cuentos tradicionales
de Oriente Medio en la que se utiliza la técnica del relato enmarcado.
Por otro lado, en
el anuncio la adjetivación es la propia de los poemas. Un ejemplo es
"lentas ropas de púrpura". La ropa de los dignatarios es pesada y,
además, estos se mueven lentamente para mostrar poder. Además, muchos altos
cargos, como los cardenales, van vestidos con color púrpura. En cuanto a "sedas temblorosas" y
"tan frescas como el agua", el poeta se refiere a que la ropa
fabricada con este material es muy liviana y fluida.
Tras este
principio de ensueño, Botas da paso a la realidad. Utiliza el paréntesis, como
es habitual en él, para introducir la ironía. Además, emplea un juego de
palabras, entre "mostacho" y esas "luengas barbas" del
comienzo, y una frase hecha en "que llevar a la boca". Asimismo, debemos
fijarnos en la expresión francesa prêt-à-porter, que literalmente significa
"listo para llevar". También destaca la palabra
"burguesota", que en este caso tiene un valor despectivo.
Por último, cabe mencionar el final anticlimático, entre paréntesis. Es un final "en voz
baja", nada rotundo. Está envuelto en un tono confesional. Destaca en él
la palabra "poquitín", cuya terminación en "-in" es un
rasgo dialectal de Asturias. Así, queda claro que este final se contrapone
claramente con ese comienzo de maravilla.
Aunque pueda no
parecerlo a primera vista, este anuncio es efectivo, pues llama la atención por su originalidad. En un periódico, el lector se fijaría en el
texto y, de este modo, distinguiría este anuncio por su forma de cuento,
diferenciándolo de otros más típicos. Y es que, hoy en día, somos bombardeados
con anuncios que, en su mayoría, olvidamos al poco tiempo. La meta de un buen publicista debe ser no dejar indiferente.